Paralelamente a sus compromisos con el bienestar y la educación de los invidentes, Vitali no dejó de lado sus intereses políticos y sus ideas liberales, como demuestra el artículo que escribió para la Rassegna Nazionale en 1894.
Hacia el final de sus años, una vez cumplidos sus compromisos en Milán, decidió retirarse a las tierras del Alto Lario, donde ejerció una gran influencia en la vida social y cultural local, sin dejar de hacer todo lo posible por los más desfavorecidos. De hecho, sensibilizó a destacadas personalidades locales que hicieron importantes donaciones con el único objetivo de mejorar las condiciones de vida de los menos afortunados. En Bellano, su ciudad natal que nunca olvidó, se ocupó personalmente de la fundación del Asilo y de la Institución en el hospital local. Siempre en Bellano, Vitali se ocupó de la construcción del oratorio masculino, de la realización de la biblioteca parroquial, del apoyo mutuo y de las escuelas profesionales; también donó el terreno necesario para la ampliación del cementerio municipal con la realización de la nueva entrada donde hoy hay una estatua de bronce que lo retrata, obra del escultor Branca.
El Monseñor Luigi Vitali murió en Colico el 6 de noviembre de 1919.